miércoles, 26 de diciembre de 2007

Historia de un Ángel

Cuentan que cuando un silencio aparecía entre dos
era que pasaba un ángel que les robaba la voz.
(Ángel para un final, Silvio Rodríguez)

Se conocieron aquella noche, rodeados gente amistosa y alegre que festejaba un cumpleaños. Se miraron y talvez se reconocieron en seguida, pero sintieron miedo de confesar tamaño descubrimiento, tamaña invención. Se asustaron de tantas ganas despertadas de improviso.

Compartían una coincidencia extraña: sin saberlo, ninguno de los dos había participado nunca de algún encuentro con aquellas personas, en cierta forma, eran “los nuevos”. Él le ofreció un trago y ella aceptó. Se quedaron juntos, pero no revueltos. Rodeados de todos esos amigos, que pasada cierta hora, a ella le daban la impresión de ser miles.

Durante toda esa noche se buscaron con los ojos y, a veces, se encontraron. Tramaban en silencio un juego desconocido por ambos.

Algo pasó. Se quebró un vaso de cristal y todos los trozos se fueron a la basura, junto con las lágrimas y los suspiros del pasado. Terminaron definitivamente con los malos recuerdos.

Definitiva y momentáneamente.

Se buscaban con los ojos y con los pies. Se buscaban con las manos.

Él le susurró al oído; ella decidió terminar con la infinita timidez: se mordió los labios, parpadeó diez veces, contó hasta cien de dos en dos, subió las escaleras y entró con él al baño.

El humo de la marihuana entró por sus gargantas en un haz de luz transparente, volvieron a mirar cada uno en los ojos del otro. Él se apoyó en la pared y apagó la luz. En un choque violento se encontraron labios, lenguas y almas.

Manos entrelazadas, manos perdidas entre las poleras, manos que se deshacían por tocar, manos que creaban. Se tocaron, se reconocieron infinitamente. Se besaron sin vergüenza, se miraron en la oscuridad y pequeñez de ese baño. Algo de él llagaba hasta ella; algo de ella estaba alrededor de él. No alcanzaron a estar uno dentro de la otra, pero no importó. Algo de ella llegaba hasta él, algo de él estaba alrededor de ella.

Salieron avergonzados del baño. Vergüenza de niños que se comen un dulce a escondidas, vergüenza de adultos que se quieren a pesar de los años y los fracasos.

Se miraron una ultima vez a los ojos, antes de bajar las escaleras.

Ella recuperó la timidez y la compostura, él decidió perderse en sus ideas y volver a la jocosidad de siempre. Regresaron donde todos: mirando sin cuidado se perdieron en la espesura de ese mundo habitado por todas esas personas que de repente se transformaban en desconocidos.

No volvieron a juntar sus manos, ni a buscarse con los ojos o con los pies.

La mirada de ella se volvió taciturna, sus labios silenciosos. Decidió ir a dormir.

- Nunca me dejo llevar por mis impulsos -, pensó ella con un poco de rabia, con una pizca de remordimiento.

Él la miró partir, sin consuelo ni desconsuelo, sin pena ni gloria, simplemente la vio alejarse y perderse en la oscuridad de esa noche, que de a poco a él se le tornaba más oscura e impenetrable. Sintió un poco de rabia, una pizca de remordimiento,

No lograban entender las dimensiones de aquel encuentro casual en el que escaseaban las palabras y sobraban las miradas. La rabia y el remordimiento respondían sólo a la ignorancia de ambos: no eran sus impulsos los que la llevaron a aquel baño, no existía nada, lo que los guió, lo que los llevó a esos besos y caricias fue el ángel que creaban estando juntos, el ángel que les robaba la voz.

martes, 27 de noviembre de 2007

la noche ha pasado y llegó el nuevo día, revistete pues con las armas de la luz

lunes, 29 de octubre de 2007

Poder despertar

Entonces me levanté, total ya había pasado el temblor, me levanté, me puse los calcetines porque el piso estaba frío, como de costumbre. Vi una polera colgando de una silla y me la puse, la polera favorita que desde hace cinco años sale y entra de esa lavadora que se frustra al no poder desteñirla más, porque la tinta que tubo ya murió.
Entonces salgo de la pieza, así con polera, calcetines y calzones. No hay nadie: prendo la radio y la pongo en volumen 30, miro el reloj, son las 9, talvez la guagua del lado está durmiendo... bien! Para que sepa lo que se siente que te despierten cuando estás en el más plácido sueño! Que mala soy, la bajo a 20. En la radio suena Oasis, me pilló de sorpresa la canción ganadora.. Live Forever.. Mish! Ni que supieran que es de mis favoritas, la que desde que nació y hasta que murió estuvo en mi mp4 (Q.E.P.D.), de esas que me hacen despertar en la noche y salir de clases solo por escucharla un rato y calmar las pasiones (o incentivarlas)
Y entonces entro al baño, me lavo los dientes, me miro en el espejo y pienso que hará falta un kilo de base para tapar esas ojeras, pero no tengo base, nunca he usado de esos maquillajes, me conformo con lavarme la cara y encrespar las pestañas, porque: peor es nada.
Saco de la lavadora un pantalón que pensaba lavar (mi mamá pensaba botarlo, pero la convencí de que, 1º el agua está muy cara y es un recurso natural no renovable y era malo perder todas las lavadas que hemos invertido en ese pantalón, 2º no quiero donar mi poco dinero a las grandes ni a las pequeñas empresas por comprarme un pantalón, siendo que tengo uno y 3º y más importante, es mi favorito) me lo pongo sin pensar mucho en eso.
Recorro la casa entera, 2º piso y patio incluido buscando las zapatillas moradas, ¿dónde mierda están? Ahá! En el velador, donde correspondía que estuvieran y en el último lugar que miré.. No me acostumbro a mi orden findesemañero.
Voy a la cocina: está la cagá, o sea ni tanto, pero logra alterarme. Cierro cajones y abro puertas. Miro el Refri, ahí está mi almuerzo. Lo tomo y lo meto al bolso, entre libros y cuadernos y uno que otro lápiz malo. En la radio suena un grupo que no cacho, hasta que de repente me doy cuenta que es kudai, la apago, prendo la tele, peor, farándula y propagandas de larga duración son capaces de distraerme un rato, miro la hora, casi las 10. me doy cuenta de que una vez más he perdido 1 hora de mi vida en hacer nada.
Me pongo el bolso y pierdo 5 minutos más en encontrar las llaves, y las encuentro todas, menos la mía, tomo cualquiera, salgo a la calle, chuta! El libro de no sé qué, entro a la casa, corro a la pieza, ahí está, lo tomo y veo el celular, uhh! Casi te olvido en esta solitaria casa una vez más! Los meto al bolso, no sé como entra tanta cosa a este bolso, es milagroso!
Salgo a la calle y cierro la reja con llave, tengo que asegurarme de no volver a entrar más, camino hasta la esquina y me doy cuenta de que tengo el pase sin plata: tengo dos opciones (y ambas contemplan volver a la casa para sacar plata: 1. Subir a una micro y hacerme la weona (que no me cuesta mucho) y pedir permiso al don chofer o 2. Irme caminando al metro. Opto por la 2, no me da la perso llegar y subir a la micro. Comienzo los 25 minutos de marcha y se le ocurre aparecer al dulce sol, mmm, maldito desgraciado! mmm ya bueno, es lo que hay, camino un rato, como 5 minutos y pasa el Daniel en su regio auto, me toca la bocina y yo más lo que me quiebro, nada, para y me lleva al metro. Igual bien. Me subo en pajaritos y me bajo en estación central, totalmente ida todo el viaje, parada al lado de alguien que me mira. No sé quien es y no me interesa mucho, sólo cuando me voy a bajar lo miro y resulta ser mi vecino, que lata, no lo saludé. En fin me bajo y subo las descriteriadas escaleras, menos mal que tengo clases en el "mall" a la entradita, miro la hora y obviamente voy atrasada, entro a la sala y no me puedo despegar la sonrisa de la cara: Es lunes, estoy acá, estoy viva, todo sigue igual.

jueves, 25 de octubre de 2007

viajar, necesito volver a viajar

martes, 16 de octubre de 2007

..

y cuando la pena es tanta qe desborda por los ojos, por las manos, por la forma de hablar, por todo y por todos. la muerte es indisoluble, llega y pasa y se lleva todo, lo qe construiste, lo qe fue, lo pudo llegar a ser. tengo tanto miedo qe me tiemblan las manos. siento tanto dolor pecho a dentro que no puedo respirar bien. hace mucho tiempo qe no estaba asi de triste, así qe desolada.. ahora no sé qe hacer con este nudo, con estas lágrimas indómitas. la muerte no debería existir para las personas qe construyen, para esa gente hermosa qe enseña, no debiera ser tan cruel e indiferente con la vida qe florece, con el hombre que se entrega por entero al sueño de cambiar el mundo. estoy triste y necesito escribirlo, necesito gritarle al mundo qe siento qe no es justa tanta maldad.. qe no es justo qe un viejo culiao qe mató tanta gente haya podido vivir 80 o más años y tú, lindo, suave, tiernos, hayas alcanzado tus 20 con dificultad y sin galardones. te llevo en mi memoria, mientras nosotros te recordemos, siempre vivirás.

lunes, 1 de octubre de 2007

Princesas

"Que bonito, que tu puedas sentir nostalgia. Eso significa que tienes recuerdos que merecen la pena retener. ¿Sabes? Yo no tengo de eso. Bueno, no sé, tengo nostalgia de mis sueños, no sé, nostalgia de lo que sueño que va a pasar. ¿Entiendes?, oye... se puede tener de eso, ¿verdad?".

martes, 25 de septiembre de 2007

Triste, otra vez

La verdad, no sé como empezó todo esto. De un momento a otro te transformaste en indispensable, en él, en ese, en sólo tú. Me carga todo esto, me carga no sentir la confianza como para mirarte a los ojos y decir lo que siento. Me carga sentir tanto, preferiría que simplemente me atrajeras como un buen imán y no quererte tanto como te quiero. Pero no puedo, he intentado de todas las formas alejarme, dejar de sentir, de palpar este calor a flor de piel cada vez que te veo, que te hablo, que te siento, que te escucho decir algo. Pero no lo logro, de verdad ya no puedo más con todo esto. Y estoy cansada de sentir y sentir y que tú ni te enteres y de ser tan cobarde y no atreverme a decir toda esto: soy una maldita bomba de tiempo que en cualquier momento estalla, ahora me estoy drenando un poco, espero poder limpiarme del daño radioactivo que puedo llegar a provocar. Eres un cerdo, un maldito cerdo asqueroso, no, mentira, no eres eso, te odio, pero te odio porque no eres capaz de quererme como te quiero a ti y porque no eres un médium moderno capaz de adivinar lo que siento, lo que creo, lo que veo cuando te miro. Y el mundo se proyecta, todo el puto mundo se proyecta, pero yo no, yo me quedo aquí, estancada, esperando que algo pase, que alguien muera, que tu ya no me mires como me miras, y que por fin me mires como yo te miro.

jueves, 20 de septiembre de 2007

caleidoscopio

¿Sabes?
yo también me pongo triste cuando veo que el mundo es una mierda

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Tristeza

Encontrarse por error era su juego favorito. Mirar sin mirar su mejor pasatiempo. Ahora él no está y nada tiene sentido. La vida está llena de señales, esa era su filosofía, esta era pues una clara señal de que la vida no la quería más viva.
Se sentía tan sola. Respirar era un tormento. Recordaba cada día, cada noche, cada suspiro compartido. Habría deseado no recordar más. Pero no podía.
Miraba como la vida se le escurría entre las manos, cual agua salada. No entendía nada, hace rato ya que no entendía nada. Y el miedo la atacaba. De noche, en la oscuridad se le aparecía el miedo, como los fantasmas de la infancia, como las arañas de la adolescencia.
Cuanta tristeza podían contener esos ojos cansados. Él se fue y seguramente no volverá, no se fue con otra ni con otro, no se fue persiguiendo un futuro lejano. Simplemente se fue y la vida ahora para ella se llamaba tristeza.

lunes, 10 de septiembre de 2007

ya llega el 11

El 11 siempre ha sido más bien triste, me da un bajón raro, me pongo a leer más de lo común (obviamente cosas que nunca me servirán para la u, probablemente, pero que sirven para la vida o algo así)
cuando llega el 11 me dan pena varias cosas, sobre todo me da pena pensar en toda esa gente que dio a vida en su afán de construir algo mejor, de conseguir un poco más para todos, y me da rabia, angustia ver que hay tanta gente viva, con sus sentidos más o menos activos, pero con su conciencia de mierda dormida, que ve pasar la vida y no hace nada, no logra nada.
En fin, me dan pena los 11, siempre ha sido así. Sobre todo me dan pena porque no hago mucho yo tampoco, porque mi conciencia también vale un poco callampa, porque no he hecho nada por nadie, ni siquiera por mí.
Pero bueno, llega el 11 y es una forma de renovar en cierto sentido mis votos por algo mejor, por un mundo más libre, menos triste. Y así, tengo más cosas que decir, pero me da lata.
La cosa es que hoy ando más violenta que antes, en la marcha del 9 incluso tiré algunas piedras, porque la rabia me sale por los poros, y encuentro, como siempre, que se justifica la violencia, se valida, hoy más que nunca, tanta ira acumulada. Así que les dejo el manso tema de los Miserables, uno de mis favorito, sobre todo porque así me siento ahora, así es que me hace demasiado sentido: El Origen de la violencia

No sé si llegué del cielo o de debajo de la tierra, tampoco supe como me metieron en su guerra, pueden darme lo que quieran a cambio de mi verdad, violenta es la mentira y que roben mi identidad. Su violencia pone mascaras incluso en tu corazón todo lo que te acaricia se transforma luego en tu patrón, si niegas la libertad a nuestra sublime conciencia, lo quieras o no lo quieras se origina la violencia.

Me enseñaron dando golpes sin explicación, pero nunca me enseñaron, aprendí lo que es perdón, ahora estás al frente y aunque nunca lo esperaste, te sacaremos los ojos, somos cuervos que tu criaste.

La lluvia nuclear no es peor, esta infernal brisa mental, sepan bien que existen bruscas y muy suaves formas de matar, pero aunque el mundo sea tuyo, yo por siempre seré mío, si tu educación forma a los niños, yo orgulloso los mal crío. Si soy pobre y marginan, ¿quién es el violento?, si soy indio y me persiguen acaso ¿qué crees que siento? , yo soy un hombre distinto y no busco que tu me formes, yo soy amigo del caos, porque es violento tu orden.

Si tu estado es orden, un caos quiero que venga y no quiero poder, pero tampoco quiero que lo tengas, yo pongo igualdad, donde tú pones ambición, y si tú pones más miseria yo más pongo subversión.

sábado, 8 de septiembre de 2007

La vida es dolor

jueves, 6 de septiembre de 2007

Esperanzas

Esperanzas

A muchos.

Esta es una de esas noches en que se pierden las esperanzas, en las que todo eso en lo que creías se te va a la mierda.
Siento deseos de llorar, de no parar de llorar, de apretar mis manos contra la cara y quedarme así para siempre, tengo ganas de dormir mucho, talvez demasiado, y despertar en otro lado, con otra vida, mejor.
Acabo de leer por segunda vez La Resistencia, de Ernesto Sabato: es un libro maravilloso, revelador, inspirador. Ese libro comienza con las siguientes palabras: “Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días...” hoy mi día comenzó así, más o menos así, y terminó de esta forma tan triste, de esta forma que es peor que todos los días que precedieron a esta noche solitaria.
Hoy, cuando me levanté, mientras me vestía pensaba que talvez no hay razones suficientemente fuertes como para estar triste, como para sentir esta decepción y este sabor amargo en los labios. Pensaba que en algún momento, antes, hubo razones reales para sufrir, llorar, gritar. Y lo hice, vaya que lo hice. Pero, ahora, en mi mañana esperanzada, no estaban esas razones. Después de todo, soy una persona normal, soltera sin compromiso (vale decir), un poco excéntrica (es cierto), un poco enojona, un poco rebelde, un poco conformista: nada especial.
Y entonces decidí que hoy sería el día de la reinvención, el día en que comenzaría a vivir de acuerdo a mi nueva filosofía de vida: tranquilidad ante todo. Y me resultó, por un rato es cierto, pero me resultó. Hasta mis amigos notaron que estaba mejor, más tranquila que en los últimos días.
Y anduve bien, muy bien, o sea está claro que no todo lo que quise me resultó, pero no creo que la vida tenga que ser perfecta. Además, estoy entera, tengo mi mente más o menos activa y puedo leer, escribir y hablar, que es lo que importa.
Entonces, no sé muy bien cómo llegué a esta noche tan triste. La vida es una mierda realmente, ¿Para qué sirve?, ¿Qué hacemos con ella?
De repente notas que lo único valioso de la vida es la familia y los amigos. Pero, cuando vez que tu hermano, ese ser hermoso y risueño que haz visto crecer (¡y como crece!), está realmente triste, con un nudo apretando su garganta, con las lágrimas a flor de ojos (que raro suena eso), entonces, ¿cómo puede la vida ser vivible?, (Ese es un verbo de mi autoría, creo), ¿Qué ganas quedan para luchar y/o simplemente, para vivir cuando vez a tu hermano pasándolo pésimo porque este mundo gris lo trae abatido y solo, en su adolescencia? No, no quedan ganas, no después de ver a una amiga del alma, del corazón, de la vida, sufriendo porque en el fondo, con el amor se le va al basurero toda la construcción que ha hecho de su vida, porque no sólo se trata de un hombre y del amor a él, también es sobre el amor propio, de su alegría, de su sustento. Y que mal, y que pena.
La vida, finalmente, se vuelve una ranchera cebolla, un bolero repetido, o mi tango más preferido, Cambalache: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé”.
Y entonces sólo queda deducir lo obvio, el progresismo sólo se quedó en la palabra, en el discurso airado y condescendiente con la conciencia intranquila de nosotros los humanos; sólo se quedó en la teoría y se perdió en medio de tanta acción heroicamente populista: antes no creía en dios, y realmente no importaba, creía en la gente y con eso estaba bien, incluso creía un poco en mí; hoy me doy cuenta de que el pueblo es mediocre, la gente se conforma con tan poco. No se dan cuenta, no quieren abrir los ojos a la realidad: son 50 familias las que se reparten el 80% de las riquezas de nuestra patria arribista, chovinista y estúpido, mientras nosotros, los otros, el resto, nos repartimos el 20% con cara de satisfacción y de weones. Y esas mismas 50 familias nos miran con cara de raja, sin ni una pizca de vergüenza, todos los precios suben y se espantan, se cagan enteros cuando les hablan de un “sueldo ético”. Gente de mierda ignorante, no se educan ni se dejan educar, no toman un libro ni por curiosidad, no ven las noticias, y si las ven no leen entre líneas, no analizan, no piensan, se quedan en vivir y eso sería todo. ¿Cómo pensar que en la vida es casualidad o mero destino que haya tanta inequidad? No puede ser casual, nos quedamos sentados viendo como la vida pasa frente a nosotros y no somos capaces de hacer nada; y aún esos que se dicen del pueblo, proletarios, anti burgueses, anti capitalistas, anti neoliberales, anti todos, antídotos, etcétera, se pegan igual a los estereotipos del mercado: ¡Nos están destruyendo el mundo y nos quedamos de brazos cruzados, viendo como el planeta se cae a pedazos!
Perdí mi fe en la gente, aún cuando de vez en cuando aparecen esas personas únicas que te cambian el enfoque, la perspectiva, que te hacen volver a creer. Pero, son tan pocos y es tanta la marginación, que es como si no existieran. El resto del mundo ni se entera de su accionar. Y no podría incluirme en ese grupo hermoso de gente consciente, porque hace rato que ya no creo en mí.
Y entonces, ¿en qué creo?, En dios ya no, pasó la vieja, era. ¿En buda, alá, jehová, mahoma, la secta de pirque, el ku klux klan, el opus, la jota, la udi, el gobierno, bush? ¿En qué me baso para seguir adelante? Creo que no puedo andar por la vida sin creer en nada.
Desde siempre (o bueno, desde hace harto tiempo) el hombre tiende a creer en algo superior a sí mismo, yo entro dentro del grupo del “hombre” (persona humana como dice un profesor) y necesito creer en algo, no soporto la incertidumbre, cifrar mis esperanzas en algo, para así ver si vale la pena seguir adelante. Me siento un poco huacha, no huérfana sino que más desolada aún, huacha me suena a mas pobreza, a más falta de cariño.
“¿Podremos vivir sin que la vida tenga un sentido perdurable? Camus, comprendiendo la magnitud de lo perdido, pide que el hombre sea santo sin Dios. Sin embargo, como ya antes lo había proclamado genialmente Kirilov, ‘si Dios no existe, todo está permitido’. Sartre deduce de la célebre frase que entonces el ser humano es enteramente responsable de sus acciones, aunque como dijo, la vida sea un absurdo. Esta cumbre del comportamiento humano se manifiesta en la solidaridad, pero cuando la vida se siente como un caos, cuando ya no hay Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre”, nuevamente cito a Sábato y su maravilloso ensayo.
Y ahora que me quedé sin Padre, en este caos, ¿Qué hago? Debiera existir un libro menos sagrado y menos alegórico que la biblia y que entregara respuestas concretas o algo. Estoy muerta de miedo, esa es la verdad, y el miedo me paraliza, me vuelve autómata, me desmotiva, me hace reptar. Este miedo que siento no se puede describir, es como temor a todo lo que conozco y desconozco, miedo a la que soy, a lo que fui, a lo que seré, a lo que seremos.
No quiero más de esto, quiero tener esperanzas, quiero luchar y estar en contra de la corriente si es necesario, quiero volver a sentir que muero en un abrazo, que resucito en un beso, que me alegro de verdad.
Quiero volver a reír con todos mis fantasmas y no sentir más culpa por hacerlo. Quiero decir: está bien, yo soy esta, está bien así, voy a luchar como sea para cambiar todo esto. Y sería tanto más fácil si tuviese mis metas claras, mis objetivos dilucidados. Al fin y al cabo, es sólo cuestión de fe, si recupero mis ideales, mis utopías, mis sueños más tiernos, mi fe y mi claridad mental, talvez me queden posibilidades aún de estar tranquila y ser feliz (bueno, no tanto, pero volver a vivir esos nano segundos de felicidad completa que te dejan felices recuerdos por algún tiempo).
Necesito creer que aún se pueden hacer cosas, que este mundo todavía vale un poco, volver a sentir la certeza de que es posible algo mejor, que no estoy sola, que somos bastantes los que aun no renunciamos totalmente a nuestro derecho a soñar, que puedo mejorar y que no voy directo al vacío. Aunque, al final se trata, como dice Fra, por un lado, de reinventarse, de rediseñar tu alameda y pasar libremente por ella como soñó Allende, rehacer tu “columna vertebral” y generar un cuerpo firme y fuerte en torno a ella, para seguir adelante; y, por otro lado, de lanzarse a la piscina y esperar caer bien y salir a flote sin fracturas, ni mayores complicaciones. Lanzarse al vacío y esperar que abajo haya un colchón o una cama elástica que haga la caída más tolerable y menos dolorosa y te permita seguir con fuerzas como para volver a ponerte en pie.
Y aunque el miedo vuelva noche tras noche, como esta noche de mierda, filo, yo puedo (creo) salir a flote y reinventarme una y otra vez, ya lo he hecho antes, llevo 20 años viviendo, puedo aguantar, qué sé yo, 20 o 30 años más, al final, en mi memoria sólo quedan los buenos recuerdos.

martes, 4 de septiembre de 2007

perder el tiempo

Volver a sentir que es mejor esconderse, que es mejor salir corriendo, arrancar, de nada y de todo, arrancar de tu mirada gris que me nubla y de las miradas inquisidoras de mis padres, que me juzgan, que me velan, que me confunden. Volver a sentir que no merece tanto esfuerzo, que la vida realmente es una mierda, que eso no es tan sólo un cliché, y quedarte en casa, no ir a clases, porque no quieres que te pregunten qué pasa, porque ni tú lo sabes, porque nadie lo sabe.
Uno contra todos y todos contra uno y me tocó ser uno, maldita mi suerte; y mirar el techo de esta casa alta, alta, alta que me deja a la intemperie sin proponérselo y sentir este nudo maricón en la garganta y en el pecho y estas ganas de no volver más.
No debiera ser tan difícil, no debiera costar tanto entender la vida y su finalidad, entender que mierda vine a hacer a este mundo, comprender quién soy y qué hago. Y, después de todo, quedar en nada, quedar sólo en divagaciones, en pensamientos estúpidos, en ideas suicidas, en maravillosas fuentes de inspiración que no me inspiran en lo más mínimo.
Pensar que si aún fuese como fui de niña, sería alguien a quien hasta yo admiraría. pero no, me quedé solo en las expectativas baratas, no llegué a ser nada ni nadie. Ocupo oxigeno y reclamo, es lo único que hacer medianamente bien.

sábado, 1 de septiembre de 2007

el mito de las almas

Ambos yacían muertos al costado del camino; sus cuerpos, bajo el sol, ya expelían un olor nauseabundo, mientras sus ojos observaban impávidamente el cielo plagado de nubes. La cosa había empezado así: se encontraron casualmente caminando bajo el sol, no necesitaron mirarse para reconocerse, tampoco necesitaron hablar para saberse correspondidos. Supieron, adivinaron que las casualidades jamás existieron. Intuyeron el murmullo de sus almas que se anhelaban desde siempre. Él lo miró , con muda impaciencia, luego de haber caminado juntos un par de kilómetros; lo miró y se hizo el silencio más grande de la historia, un silencio abismal, cargado de sonidos sordos. Un silencio tan impresionante que no fue capaz de separarlos, sino que generó una atmósfera única capaz de contener a ambos seres en su interior. Ninguno se atrevió a terminar con eso que habían creado sin saber cómo. Cuando un haz de luz surgió, como espiando, desde la boca de uno de los hombres, no se sorprendieron demasiado: este era el momento de dejarse llevar, y así lo hicieron. Sus almas, poco a poco, se fueron desprendiendo de las celdas corporales que las mantenían enclaustradas, ciegas, sordas y mudas, el paisaje se tornó pura luz maravillosa y gravitante. Los cuerpos cayeron sin vida, sin alma, anonadados por el espectáculo hermoso del amor.

viernes, 31 de agosto de 2007

cosa de timidez

Cada vez que se veía dentro de los ojos de él, temblaba. Un escalofrío le recorría el cuerpo y un sudor frío mojaba su frente; la comisura de sus labios se volvía rojo intenso y sus propios ojos estaban siempre a punto de naufragar en una tormenta de lágrimas. Sentía sus manos sudorosas y tartamudeaba al hablarle. Él sonreía, con obstinada paciencia, y, en un intento precario por tranquilizarla, le hablaba de temas banales o profundos, según fuese su ánimo, comentándole a cerca del clima y de lo poco verídico que le resultaba Dios. Ella lo amaba, y él lo sabía, o al menos lo intuía: su humildad le impedía apropiarse un sentimiento tan bello. Él, con el tiempo, se enamoró de sus temblores matutinos, de sus labios rojos e hinchados, de sus manos mojadas, de su piel de gallina. Se enamoró de su timidez y de su pudor. Un buen día ella decidió que el miedo se quedaría en casa, que saldría con toda la poca valentía acumulada y le diría la verdad, que lo miraría a los ojos y sin temblar, sin ningún tropiezo le diría que lo amaba. Y lo hizo, nunca supo muy bien como, pero lo hizo. Él la miró, una vez, dos veces, diez veces, y no pudo reconocerla sin su timidez, sin sus ojos inundados de lágrimas, sin su frente humedecida, la miró nuevamente y le dijo, disculpe señorita, ¿cómo pudo usted enamorarse de mi, si jamás cruzamos palabra? Lo siento, pero yo ya amo a otra.

jueves, 30 de agosto de 2007

soñar

Al mirar el mundo que me rodea me detengo. Me detengo a pensar por un instante. Siempre hago eso (lo de pensar) en los lugares menos adecuados. Por ejemplo me gusta pensar en los baños, a veces me encierro en los baños de la facultad a pensar, de pie, pegada a una de las “murallas” de los pequeños cubículos, y miro hacia arriba, por la rendija entran luz y voces. No tengo muy claro si me escondo o sólo pienso, talvez hago ambas cosas, es difícil pensar cuando todos te ven, cuando todos observan tus caras de consternación, pena, alegría o rabia, cuando cualquiera puede mirar tu cara de nada (que es la cara que pongo yo cuando pienso).
También me gusta pensar cuando voy en el metro, me abstraigo mucho, a veces demasiado, tanto que me asusto un poco, sobre todo cuando, de regreso a mi realidad, me doy cuenta de que estoy en estación república cuando me tendría que haber bajado en estación central, y entonces me de vergüenza realmente hacer cambio de andén y devolverme, así que me bajo del tren y vuelvo caminando, nuevamente abstraída entre el humo, los bocinazos y los olores de este gran Santiago.
Muchas veces me da por pensar mientras leo, donde sea que lo haga, y eso si que es malo, porque aunque me gusta mucho leer, a nadie le agrada tener que releer una, dos y hasta tres veces lo que mira porque un pensamiento se cruzó entre los ojos y el texto e impidió la comprensión. Eso siempre me pasa, por eso me demoro en leer. Bueno, también me demoro porque soy un poco lenta, pero eso es parte de mi naturaleza.
La verdad, muchas de las veces pienso solo en cosas banales, o no sé si banales, pero de poca trascendencia para el resto, pero muy importantes para mí, obviamente (aunque a veces pienso solo sobre cosas que realmente no tiene mayor importancia, ni siquiera para mí). No sé si soñar despierta sea una forma nueva de pensar, creo que no, pero yo suelo soñar despierta, imaginarme situaciones extrañas y lindas de las que muchas veces soy protagonista, sueño por ejemplo con viajes y con encuentros casuales, con mi hermano cuando sea más grande y con el futuro del mundo, sueño con lo que “seré de grande” y con los miedos que atormentan mi pasado, dejándolo en sombras fantasmales. Sueño muchas cosas interesantes, a diferencia de cuando sueño dormida, y siempre “despierto” un poco feliz y un poco confundida y un poco dolida de que no sea cierto, de que solo sea un sueño.
A veces me imagino como sería el mundo sin guerras y me doy vueltas y vueltas en mis utopías de niña-mujer, basadas en Ami, el niño de las estrellas y en el Principito. ¿Cómo sería el mundo sin dinero?, ¿Seríamos, de una vez por todas, felices y completos?, Supongo que si, esa es mi apuesta, mi esperanza, mi ilusión, mi utopía. Probablemente nunca compruebe empíricamente mi teoría, no creo que el hombre esté “tan mal” como para volverse “bueno” mientras yo viva, pero tengo la esperanza y eso me convierte en rebelde, me niego a renunciar a mi derecho más humano, mi derecho a soñar, despierta o dormida, en le metro o en los baños públicos. Con smog o malos olores, no me importa, es mi derecho y lo ejerzo, al menos aun no cobran por soñar.

lunes, 27 de agosto de 2007

Desolación

De noche todo se hacia más difícil, la oscuridad siempre les dio miedo. Ultimamente no entendían nada, el reloj ya no andaba y, realmente, la hora ya no importaba. -El tiempo lo inventó el capitalismo- vociferaba el hombre, al cual la vejez se aferraba como una lapa, desde la ventana y los vecinos lo miraban sin entender. Ese mismo tiempo los llevó a aislarse, ya casi no salían, de hecho, ya casi no comían. Poco a poco se fueron transformando en parte de los muebles. La mujer nunca se levantaba de la mecedora, y a veces, había que mirarla dos veces para descubrirla dentro de la silla. El niño siempre estaba triste y le colgaban los mocos y las lágrimas, siempre tosiendo, siempre con alergia. La delgadez le carcomía sus huesos pequeños y deformes, su alma dolida y morbosa. El hambre era ya casi un juego, el que aguantaba más tiempo sin que el estómago rugiera en una clamor inhumano en búsqueda de alimento, ganaba; el agua sucia que consumían, mojaba el suelo desde la llave del patio de luz que en algún momento fue fuente de vida y ahora era foco de infecciones. Cadáveres de ratas, de palomas y de niños. Desolación y tristeza. Sin embrago, el patio de luz brindaba luz, un haz opaco y húmedo, pero luz al fin y al cabo, una luz que no contrastaba con todo lo oscuro que allí habitaba.

edades

-¿Cómo van a ser nuestros nietos?
-A mi me preocupa más si seremos buenos abuelos.
-Yo pienso que eso no es tan importante.
-¿Cómo no?
-Al final uno es como es, no puede ser de otra forma, y nosotros en treinta años seremos los mismos, con nuevas mutilaciones y arrugas, pero los mismos.
-¿Y cómo somos ahora?
-Eso si que no tiene importancia.
-¿Cómo no va a tener importancia?
-Simple, somos los mismos que seremos en treinta años más.

miércoles, 22 de agosto de 2007

dolor

El aire frío inundaba el vagón, por primera vez en mucho tiempo probablemente, era de esas pocas horas al día en que el tren no estaba atestado de personas. Le dolían los dientes, talvez por el mismo frío que la recorría, habría preferido mil veces no tenerlos, chocar contra el suelo del tren y quitárselos de una buena vez. Pero no lo hizo, nunca hacia lo que pensaba.

domingo, 19 de agosto de 2007

del dolor

En la calle los niños siempre se reían cuando pasaba. Le gritaban cosas. Tiraban de su pelo largo, ese que tanto le gustaba a la abuela. Durante muchas noches planificó su venganza. Tendría que dañar a muchos para sentirse mejor. Se lanzó en la Estación los Héroes, a la hora del regreso a casa.

lunes, 6 de agosto de 2007

algo

las horas pasan, pero esta vida se queda quieta, mirándome, como riéndose de todas mis malditas certezas, como burlándose de mi alegría basada en nada, como agrietada por tantas heridas que me he hecho sin saber herir a nadie.
las horas pasan, pero es como si el tiempo estubiese ajeno a mi, como si yo me quedara quieta mientras el mundo avanza, evoluciona, crece y se destruye a mi al rededor, y yo los miro con cara de idiota, sin saber que hacer para ser como ellos, para ser alguien al fin. Y me doy rabia, porque no camino, porque no me muevo. Por que soy cómplice de mi propio fin, de la sangre que expulsan mis laceraciones, victima de mi propia maldad, heredera de mi estúpida condición de muchacha inocente, con rumbo perdido y caminata a tropiezos.
yo siempre quise llegar a ser alguien, no tuve mayores aspiraciones, pero la vida me devuelve su reflejo indigno y lastimero, su reflejo manchado con escupos, lágrimas y mocos, y me doy cuenta de que ni siquiera llegué a ser lo más mínimo, no le importé a nadie, no hice nada por nada, me morí y esta puta vida no me avisó.
y seguir respirando porque el cuerpo ya se acostumbró, y este corazón que late y no sirve de nada

viernes, 3 de agosto de 2007

jueves, 2 de agosto de 2007

siempre ha de ser riesgoso optar por el riesgo de la entrega
pero cada día es una o mil desiciones
prefiero yo decidir esto
a que esto empiece a decidir por mi

lunes, 23 de julio de 2007

Sillas

Acá llueve y me siento mal, me duele la cara, nuevamente la dentista asaltó mi dentadura. Hace poco todo adquiría un particular sentido profundo, estético y alegre con facilidad, hoy ese sentido se ha extraviado en el enigma de mis ideas. No tengo mis objetivos claros, ya no sé porqué luchar. Las sillas cada día me tientan más al descanso. ¿Qué se hace cuando ya no se quiere hacer nada?

jueves, 19 de julio de 2007

I

y el cansancio vuelve de vez en cuando
mientras miro la noche que me aplasta
la vida escapa por mis poros
escapa de mi y esta convulción

la verdad nunca es agradable
menos ahora que la verdad es tuya
miro tus ojos tan vacíos como ayer
y me duelen los brazos y los abrazos

como cuando las estrellas se mueren
mis ojos se mueren por ti y se caen
me calmo y detengo esta carrera
estoy cansada, insisto, cansada y astiada

ahora me llaman abúlica
y no tengo claro que puede significar eso
es como un improperio, pero sé que no lo es
tú fuiste abúlico primero, yo sólo te imité

ahora tu brillas con fuerza
y a mi me duelen los ojos cuando te miro
tienes esa luz horrenda de los días nublados
en que la luz solar pasa por entre las nubes

yo soy un borrón en un cuaderno viejo
no sirvo y nunca serví
me duelen la cara y las manos
ya no podré besar más

miércoles, 18 de julio de 2007

Roque Dalton

No olvides nunca
que los menos fascistas
de entre los fascistas
también son

fascistas.

martes, 17 de julio de 2007

desubicada y disléxica

Yo siempre he sido "desubicada", no me oriento en ninguún lado, dentro de la universidad nunca sé dónde está la Alameda, ni el paseo Ahumada, ni mi casa. En realidad, dentro de cualqier lugar me pierdo. Cuando estoy en la calle es más fácil; por último le puedo preguntar a algún señor que atienda un kiosko o que venda las leyes en las calles: ellos todo lo saben. De todas formas si me quieres ubicar, no más basta con preguntar, estoy siempre por acá.
La desubicación es casi mi característica principal, supongo que me da tanto miedo estar "dentro de algo" que pierdo todos los sentidos que tengo. Es extraño, porque sé dónde están las cosas, o donde deberían estar según yo, pero siempre resulta que están en otra dirección. En fin, ando buscando una brújula, aunque no sé ocuparlas.

Más encima, no sé escribir, tengo pésima ortografía y me cuesta estructurar en orden las ideas.. soy realmente nefásta, pero bueno, esas también son características mías.

De la crueldad

Cuando uno es niño, los otros niños son crueles, bueno uno también es cruel, pero no se da cuenta, en cambio siente tan fuerte las ofensas ajenas. A mí me marcaron esas ofensas, también me marcaron otras cosas, pero la crueldad infantil achicó mi autoestima, mi auto confianza y agrandó mi timidez. Uno intenta no ser tímido y cada vez que se aventura en algo, se da cuenta de que está cometiendo un grave error. Por ejemplo, cuando yo dejé la timidez de lado decidí vengarme de tanto sufrimiento que gentes ajenas me obligaron a vivir. Mostré mi rostro al mundo y dejé, por un instante, de llorar: los disparos se oyeron a más de tres cuadras, cinco muertos, diez heridos y vente años y un día.