las horas pasan, pero esta vida se queda quieta, mirándome, como riéndose de todas mis malditas certezas, como burlándose de mi alegría basada en nada, como agrietada por tantas heridas que me he hecho sin saber herir a nadie.
las horas pasan, pero es como si el tiempo estubiese ajeno a mi, como si yo me quedara quieta mientras el mundo avanza, evoluciona, crece y se destruye a mi al rededor, y yo los miro con cara de idiota, sin saber que hacer para ser como ellos, para ser alguien al fin. Y me doy rabia, porque no camino, porque no me muevo. Por que soy cómplice de mi propio fin, de la sangre que expulsan mis laceraciones, victima de mi propia maldad, heredera de mi estúpida condición de muchacha inocente, con rumbo perdido y caminata a tropiezos.
yo siempre quise llegar a ser alguien, no tuve mayores aspiraciones, pero la vida me devuelve su reflejo indigno y lastimero, su reflejo manchado con escupos, lágrimas y mocos, y me doy cuenta de que ni siquiera llegué a ser lo más mínimo, no le importé a nadie, no hice nada por nada, me morí y esta puta vida no me avisó.
y seguir respirando porque el cuerpo ya se acostumbró, y este corazón que late y no sirve de nada
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