miércoles, 26 de diciembre de 2007

Historia de un Ángel

Cuentan que cuando un silencio aparecía entre dos
era que pasaba un ángel que les robaba la voz.
(Ángel para un final, Silvio Rodríguez)

Se conocieron aquella noche, rodeados gente amistosa y alegre que festejaba un cumpleaños. Se miraron y talvez se reconocieron en seguida, pero sintieron miedo de confesar tamaño descubrimiento, tamaña invención. Se asustaron de tantas ganas despertadas de improviso.

Compartían una coincidencia extraña: sin saberlo, ninguno de los dos había participado nunca de algún encuentro con aquellas personas, en cierta forma, eran “los nuevos”. Él le ofreció un trago y ella aceptó. Se quedaron juntos, pero no revueltos. Rodeados de todos esos amigos, que pasada cierta hora, a ella le daban la impresión de ser miles.

Durante toda esa noche se buscaron con los ojos y, a veces, se encontraron. Tramaban en silencio un juego desconocido por ambos.

Algo pasó. Se quebró un vaso de cristal y todos los trozos se fueron a la basura, junto con las lágrimas y los suspiros del pasado. Terminaron definitivamente con los malos recuerdos.

Definitiva y momentáneamente.

Se buscaban con los ojos y con los pies. Se buscaban con las manos.

Él le susurró al oído; ella decidió terminar con la infinita timidez: se mordió los labios, parpadeó diez veces, contó hasta cien de dos en dos, subió las escaleras y entró con él al baño.

El humo de la marihuana entró por sus gargantas en un haz de luz transparente, volvieron a mirar cada uno en los ojos del otro. Él se apoyó en la pared y apagó la luz. En un choque violento se encontraron labios, lenguas y almas.

Manos entrelazadas, manos perdidas entre las poleras, manos que se deshacían por tocar, manos que creaban. Se tocaron, se reconocieron infinitamente. Se besaron sin vergüenza, se miraron en la oscuridad y pequeñez de ese baño. Algo de él llagaba hasta ella; algo de ella estaba alrededor de él. No alcanzaron a estar uno dentro de la otra, pero no importó. Algo de ella llegaba hasta él, algo de él estaba alrededor de ella.

Salieron avergonzados del baño. Vergüenza de niños que se comen un dulce a escondidas, vergüenza de adultos que se quieren a pesar de los años y los fracasos.

Se miraron una ultima vez a los ojos, antes de bajar las escaleras.

Ella recuperó la timidez y la compostura, él decidió perderse en sus ideas y volver a la jocosidad de siempre. Regresaron donde todos: mirando sin cuidado se perdieron en la espesura de ese mundo habitado por todas esas personas que de repente se transformaban en desconocidos.

No volvieron a juntar sus manos, ni a buscarse con los ojos o con los pies.

La mirada de ella se volvió taciturna, sus labios silenciosos. Decidió ir a dormir.

- Nunca me dejo llevar por mis impulsos -, pensó ella con un poco de rabia, con una pizca de remordimiento.

Él la miró partir, sin consuelo ni desconsuelo, sin pena ni gloria, simplemente la vio alejarse y perderse en la oscuridad de esa noche, que de a poco a él se le tornaba más oscura e impenetrable. Sintió un poco de rabia, una pizca de remordimiento,

No lograban entender las dimensiones de aquel encuentro casual en el que escaseaban las palabras y sobraban las miradas. La rabia y el remordimiento respondían sólo a la ignorancia de ambos: no eran sus impulsos los que la llevaron a aquel baño, no existía nada, lo que los guió, lo que los llevó a esos besos y caricias fue el ángel que creaban estando juntos, el ángel que les robaba la voz.

martes, 27 de noviembre de 2007

la noche ha pasado y llegó el nuevo día, revistete pues con las armas de la luz

lunes, 29 de octubre de 2007

Poder despertar

Entonces me levanté, total ya había pasado el temblor, me levanté, me puse los calcetines porque el piso estaba frío, como de costumbre. Vi una polera colgando de una silla y me la puse, la polera favorita que desde hace cinco años sale y entra de esa lavadora que se frustra al no poder desteñirla más, porque la tinta que tubo ya murió.
Entonces salgo de la pieza, así con polera, calcetines y calzones. No hay nadie: prendo la radio y la pongo en volumen 30, miro el reloj, son las 9, talvez la guagua del lado está durmiendo... bien! Para que sepa lo que se siente que te despierten cuando estás en el más plácido sueño! Que mala soy, la bajo a 20. En la radio suena Oasis, me pilló de sorpresa la canción ganadora.. Live Forever.. Mish! Ni que supieran que es de mis favoritas, la que desde que nació y hasta que murió estuvo en mi mp4 (Q.E.P.D.), de esas que me hacen despertar en la noche y salir de clases solo por escucharla un rato y calmar las pasiones (o incentivarlas)
Y entonces entro al baño, me lavo los dientes, me miro en el espejo y pienso que hará falta un kilo de base para tapar esas ojeras, pero no tengo base, nunca he usado de esos maquillajes, me conformo con lavarme la cara y encrespar las pestañas, porque: peor es nada.
Saco de la lavadora un pantalón que pensaba lavar (mi mamá pensaba botarlo, pero la convencí de que, 1º el agua está muy cara y es un recurso natural no renovable y era malo perder todas las lavadas que hemos invertido en ese pantalón, 2º no quiero donar mi poco dinero a las grandes ni a las pequeñas empresas por comprarme un pantalón, siendo que tengo uno y 3º y más importante, es mi favorito) me lo pongo sin pensar mucho en eso.
Recorro la casa entera, 2º piso y patio incluido buscando las zapatillas moradas, ¿dónde mierda están? Ahá! En el velador, donde correspondía que estuvieran y en el último lugar que miré.. No me acostumbro a mi orden findesemañero.
Voy a la cocina: está la cagá, o sea ni tanto, pero logra alterarme. Cierro cajones y abro puertas. Miro el Refri, ahí está mi almuerzo. Lo tomo y lo meto al bolso, entre libros y cuadernos y uno que otro lápiz malo. En la radio suena un grupo que no cacho, hasta que de repente me doy cuenta que es kudai, la apago, prendo la tele, peor, farándula y propagandas de larga duración son capaces de distraerme un rato, miro la hora, casi las 10. me doy cuenta de que una vez más he perdido 1 hora de mi vida en hacer nada.
Me pongo el bolso y pierdo 5 minutos más en encontrar las llaves, y las encuentro todas, menos la mía, tomo cualquiera, salgo a la calle, chuta! El libro de no sé qué, entro a la casa, corro a la pieza, ahí está, lo tomo y veo el celular, uhh! Casi te olvido en esta solitaria casa una vez más! Los meto al bolso, no sé como entra tanta cosa a este bolso, es milagroso!
Salgo a la calle y cierro la reja con llave, tengo que asegurarme de no volver a entrar más, camino hasta la esquina y me doy cuenta de que tengo el pase sin plata: tengo dos opciones (y ambas contemplan volver a la casa para sacar plata: 1. Subir a una micro y hacerme la weona (que no me cuesta mucho) y pedir permiso al don chofer o 2. Irme caminando al metro. Opto por la 2, no me da la perso llegar y subir a la micro. Comienzo los 25 minutos de marcha y se le ocurre aparecer al dulce sol, mmm, maldito desgraciado! mmm ya bueno, es lo que hay, camino un rato, como 5 minutos y pasa el Daniel en su regio auto, me toca la bocina y yo más lo que me quiebro, nada, para y me lleva al metro. Igual bien. Me subo en pajaritos y me bajo en estación central, totalmente ida todo el viaje, parada al lado de alguien que me mira. No sé quien es y no me interesa mucho, sólo cuando me voy a bajar lo miro y resulta ser mi vecino, que lata, no lo saludé. En fin me bajo y subo las descriteriadas escaleras, menos mal que tengo clases en el "mall" a la entradita, miro la hora y obviamente voy atrasada, entro a la sala y no me puedo despegar la sonrisa de la cara: Es lunes, estoy acá, estoy viva, todo sigue igual.

jueves, 25 de octubre de 2007

viajar, necesito volver a viajar

martes, 16 de octubre de 2007

..

y cuando la pena es tanta qe desborda por los ojos, por las manos, por la forma de hablar, por todo y por todos. la muerte es indisoluble, llega y pasa y se lleva todo, lo qe construiste, lo qe fue, lo pudo llegar a ser. tengo tanto miedo qe me tiemblan las manos. siento tanto dolor pecho a dentro que no puedo respirar bien. hace mucho tiempo qe no estaba asi de triste, así qe desolada.. ahora no sé qe hacer con este nudo, con estas lágrimas indómitas. la muerte no debería existir para las personas qe construyen, para esa gente hermosa qe enseña, no debiera ser tan cruel e indiferente con la vida qe florece, con el hombre que se entrega por entero al sueño de cambiar el mundo. estoy triste y necesito escribirlo, necesito gritarle al mundo qe siento qe no es justa tanta maldad.. qe no es justo qe un viejo culiao qe mató tanta gente haya podido vivir 80 o más años y tú, lindo, suave, tiernos, hayas alcanzado tus 20 con dificultad y sin galardones. te llevo en mi memoria, mientras nosotros te recordemos, siempre vivirás.

lunes, 1 de octubre de 2007

Princesas

"Que bonito, que tu puedas sentir nostalgia. Eso significa que tienes recuerdos que merecen la pena retener. ¿Sabes? Yo no tengo de eso. Bueno, no sé, tengo nostalgia de mis sueños, no sé, nostalgia de lo que sueño que va a pasar. ¿Entiendes?, oye... se puede tener de eso, ¿verdad?".

martes, 25 de septiembre de 2007

Triste, otra vez

La verdad, no sé como empezó todo esto. De un momento a otro te transformaste en indispensable, en él, en ese, en sólo tú. Me carga todo esto, me carga no sentir la confianza como para mirarte a los ojos y decir lo que siento. Me carga sentir tanto, preferiría que simplemente me atrajeras como un buen imán y no quererte tanto como te quiero. Pero no puedo, he intentado de todas las formas alejarme, dejar de sentir, de palpar este calor a flor de piel cada vez que te veo, que te hablo, que te siento, que te escucho decir algo. Pero no lo logro, de verdad ya no puedo más con todo esto. Y estoy cansada de sentir y sentir y que tú ni te enteres y de ser tan cobarde y no atreverme a decir toda esto: soy una maldita bomba de tiempo que en cualquier momento estalla, ahora me estoy drenando un poco, espero poder limpiarme del daño radioactivo que puedo llegar a provocar. Eres un cerdo, un maldito cerdo asqueroso, no, mentira, no eres eso, te odio, pero te odio porque no eres capaz de quererme como te quiero a ti y porque no eres un médium moderno capaz de adivinar lo que siento, lo que creo, lo que veo cuando te miro. Y el mundo se proyecta, todo el puto mundo se proyecta, pero yo no, yo me quedo aquí, estancada, esperando que algo pase, que alguien muera, que tu ya no me mires como me miras, y que por fin me mires como yo te miro.