martes, 17 de julio de 2007

De la crueldad

Cuando uno es niño, los otros niños son crueles, bueno uno también es cruel, pero no se da cuenta, en cambio siente tan fuerte las ofensas ajenas. A mí me marcaron esas ofensas, también me marcaron otras cosas, pero la crueldad infantil achicó mi autoestima, mi auto confianza y agrandó mi timidez. Uno intenta no ser tímido y cada vez que se aventura en algo, se da cuenta de que está cometiendo un grave error. Por ejemplo, cuando yo dejé la timidez de lado decidí vengarme de tanto sufrimiento que gentes ajenas me obligaron a vivir. Mostré mi rostro al mundo y dejé, por un instante, de llorar: los disparos se oyeron a más de tres cuadras, cinco muertos, diez heridos y vente años y un día.

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