A muchos.
Esta es una de esas noches en que se pierden las esperanzas, en las que todo eso en lo que creías se te va a la mierda.
Siento deseos de llorar, de no parar de llorar, de apretar mis manos contra la cara y quedarme así para siempre, tengo ganas de dormir mucho, talvez demasiado, y despertar en otro lado, con otra vida, mejor.
Acabo de leer por segunda vez La Resistencia, de Ernesto Sabato: es un libro maravilloso, revelador, inspirador. Ese libro comienza con las siguientes palabras: “Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días...” hoy mi día comenzó así, más o menos así, y terminó de esta forma tan triste, de esta forma que es peor que todos los días que precedieron a esta noche solitaria.
Hoy, cuando me levanté, mientras me vestía pensaba que talvez no hay razones suficientemente fuertes como para estar triste, como para sentir esta decepción y este sabor amargo en los labios. Pensaba que en algún momento, antes, hubo razones reales para sufrir, llorar, gritar. Y lo hice, vaya que lo hice. Pero, ahora, en mi mañana esperanzada, no estaban esas razones. Después de todo, soy una persona normal, soltera sin compromiso (vale decir), un poco excéntrica (es cierto), un poco enojona, un poco rebelde, un poco conformista: nada especial.
Y entonces decidí que hoy sería el día de la reinvención, el día en que comenzaría a vivir de acuerdo a mi nueva filosofía de vida: tranquilidad ante todo. Y me resultó, por un rato es cierto, pero me resultó. Hasta mis amigos notaron que estaba mejor, más tranquila que en los últimos días.
Y anduve bien, muy bien, o sea está claro que no todo lo que quise me resultó, pero no creo que la vida tenga que ser perfecta. Además, estoy entera, tengo mi mente más o menos activa y puedo leer, escribir y hablar, que es lo que importa.
Entonces, no sé muy bien cómo llegué a esta noche tan triste. La vida es una mierda realmente, ¿Para qué sirve?, ¿Qué hacemos con ella?
De repente notas que lo único valioso de la vida es la familia y los amigos. Pero, cuando vez que tu hermano, ese ser hermoso y risueño que haz visto crecer (¡y como crece!), está realmente triste, con un nudo apretando su garganta, con las lágrimas a flor de ojos (que raro suena eso), entonces, ¿cómo puede la vida ser vivible?, (Ese es un verbo de mi autoría, creo), ¿Qué ganas quedan para luchar y/o simplemente, para vivir cuando vez a tu hermano pasándolo pésimo porque este mundo gris lo trae abatido y solo, en su adolescencia? No, no quedan ganas, no después de ver a una amiga del alma, del corazón, de la vida, sufriendo porque en el fondo, con el amor se le va al basurero toda la construcción que ha hecho de su vida, porque no sólo se trata de un hombre y del amor a él, también es sobre el amor propio, de su alegría, de su sustento. Y que mal, y que pena.
La vida, finalmente, se vuelve una ranchera cebolla, un bolero repetido, o mi tango más preferido, Cambalache: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé”.
Y entonces sólo queda deducir lo obvio, el progresismo sólo se quedó en la palabra, en el discurso airado y condescendiente con la conciencia intranquila de nosotros los humanos; sólo se quedó en la teoría y se perdió en medio de tanta acción heroicamente populista: antes no creía en dios, y realmente no importaba, creía en la gente y con eso estaba bien, incluso creía un poco en mí; hoy me doy cuenta de que el pueblo es mediocre, la gente se conforma con tan poco. No se dan cuenta, no quieren abrir los ojos a la realidad: son 50 familias las que se reparten el 80% de las riquezas de nuestra patria arribista, chovinista y estúpido, mientras nosotros, los otros, el resto, nos repartimos el 20% con cara de satisfacción y de weones. Y esas mismas 50 familias nos miran con cara de raja, sin ni una pizca de vergüenza, todos los precios suben y se espantan, se cagan enteros cuando les hablan de un “sueldo ético”. Gente de mierda ignorante, no se educan ni se dejan educar, no toman un libro ni por curiosidad, no ven las noticias, y si las ven no leen entre líneas, no analizan, no piensan, se quedan en vivir y eso sería todo. ¿Cómo pensar que en la vida es casualidad o mero destino que haya tanta inequidad? No puede ser casual, nos quedamos sentados viendo como la vida pasa frente a nosotros y no somos capaces de hacer nada; y aún esos que se dicen del pueblo, proletarios, anti burgueses, anti capitalistas, anti neoliberales, anti todos, antídotos, etcétera, se pegan igual a los estereotipos del mercado: ¡Nos están destruyendo el mundo y nos quedamos de brazos cruzados, viendo como el planeta se cae a pedazos!
Perdí mi fe en la gente, aún cuando de vez en cuando aparecen esas personas únicas que te cambian el enfoque, la perspectiva, que te hacen volver a creer. Pero, son tan pocos y es tanta la marginación, que es como si no existieran. El resto del mundo ni se entera de su accionar. Y no podría incluirme en ese grupo hermoso de gente consciente, porque hace rato que ya no creo en mí.
Y entonces, ¿en qué creo?, En dios ya no, pasó la vieja, era. ¿En buda, alá, jehová, mahoma, la secta de pirque, el ku klux klan, el opus, la jota, la udi, el gobierno, bush? ¿En qué me baso para seguir adelante? Creo que no puedo andar por la vida sin creer en nada.
Desde siempre (o bueno, desde hace harto tiempo) el hombre tiende a creer en algo superior a sí mismo, yo entro dentro del grupo del “hombre” (persona humana como dice un profesor) y necesito creer en algo, no soporto la incertidumbre, cifrar mis esperanzas en algo, para así ver si vale la pena seguir adelante. Me siento un poco huacha, no huérfana sino que más desolada aún, huacha me suena a mas pobreza, a más falta de cariño.
“¿Podremos vivir sin que la vida tenga un sentido perdurable? Camus, comprendiendo la magnitud de lo perdido, pide que el hombre sea santo sin Dios. Sin embargo, como ya antes lo había proclamado genialmente Kirilov, ‘si Dios no existe, todo está permitido’. Sartre deduce de la célebre frase que entonces el ser humano es enteramente responsable de sus acciones, aunque como dijo, la vida sea un absurdo. Esta cumbre del comportamiento humano se manifiesta en la solidaridad, pero cuando la vida se siente como un caos, cuando ya no hay Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre”, nuevamente cito a Sábato y su maravilloso ensayo.
Y ahora que me quedé sin Padre, en este caos, ¿Qué hago? Debiera existir un libro menos sagrado y menos alegórico que la biblia y que entregara respuestas concretas o algo. Estoy muerta de miedo, esa es la verdad, y el miedo me paraliza, me vuelve autómata, me desmotiva, me hace reptar. Este miedo que siento no se puede describir, es como temor a todo lo que conozco y desconozco, miedo a la que soy, a lo que fui, a lo que seré, a lo que seremos.
No quiero más de esto, quiero tener esperanzas, quiero luchar y estar en contra de la corriente si es necesario, quiero volver a sentir que muero en un abrazo, que resucito en un beso, que me alegro de verdad.
Quiero volver a reír con todos mis fantasmas y no sentir más culpa por hacerlo. Quiero decir: está bien, yo soy esta, está bien así, voy a luchar como sea para cambiar todo esto. Y sería tanto más fácil si tuviese mis metas claras, mis objetivos dilucidados. Al fin y al cabo, es sólo cuestión de fe, si recupero mis ideales, mis utopías, mis sueños más tiernos, mi fe y mi claridad mental, talvez me queden posibilidades aún de estar tranquila y ser feliz (bueno, no tanto, pero volver a vivir esos nano segundos de felicidad completa que te dejan felices recuerdos por algún tiempo).
Necesito creer que aún se pueden hacer cosas, que este mundo todavía vale un poco, volver a sentir la certeza de que es posible algo mejor, que no estoy sola, que somos bastantes los que aun no renunciamos totalmente a nuestro derecho a soñar, que puedo mejorar y que no voy directo al vacío. Aunque, al final se trata, como dice Fra, por un lado, de reinventarse, de rediseñar tu alameda y pasar libremente por ella como soñó Allende, rehacer tu “columna vertebral” y generar un cuerpo firme y fuerte en torno a ella, para seguir adelante; y, por otro lado, de lanzarse a la piscina y esperar caer bien y salir a flote sin fracturas, ni mayores complicaciones. Lanzarse al vacío y esperar que abajo haya un colchón o una cama elástica que haga la caída más tolerable y menos dolorosa y te permita seguir con fuerzas como para volver a ponerte en pie.
Y aunque el miedo vuelva noche tras noche, como esta noche de mierda, filo, yo puedo (creo) salir a flote y reinventarme una y otra vez, ya lo he hecho antes, llevo 20 años viviendo, puedo aguantar, qué sé yo, 20 o 30 años más, al final, en mi memoria sólo quedan los buenos recuerdos.
Siento deseos de llorar, de no parar de llorar, de apretar mis manos contra la cara y quedarme así para siempre, tengo ganas de dormir mucho, talvez demasiado, y despertar en otro lado, con otra vida, mejor.
Acabo de leer por segunda vez La Resistencia, de Ernesto Sabato: es un libro maravilloso, revelador, inspirador. Ese libro comienza con las siguientes palabras: “Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días...” hoy mi día comenzó así, más o menos así, y terminó de esta forma tan triste, de esta forma que es peor que todos los días que precedieron a esta noche solitaria.
Hoy, cuando me levanté, mientras me vestía pensaba que talvez no hay razones suficientemente fuertes como para estar triste, como para sentir esta decepción y este sabor amargo en los labios. Pensaba que en algún momento, antes, hubo razones reales para sufrir, llorar, gritar. Y lo hice, vaya que lo hice. Pero, ahora, en mi mañana esperanzada, no estaban esas razones. Después de todo, soy una persona normal, soltera sin compromiso (vale decir), un poco excéntrica (es cierto), un poco enojona, un poco rebelde, un poco conformista: nada especial.
Y entonces decidí que hoy sería el día de la reinvención, el día en que comenzaría a vivir de acuerdo a mi nueva filosofía de vida: tranquilidad ante todo. Y me resultó, por un rato es cierto, pero me resultó. Hasta mis amigos notaron que estaba mejor, más tranquila que en los últimos días.
Y anduve bien, muy bien, o sea está claro que no todo lo que quise me resultó, pero no creo que la vida tenga que ser perfecta. Además, estoy entera, tengo mi mente más o menos activa y puedo leer, escribir y hablar, que es lo que importa.
Entonces, no sé muy bien cómo llegué a esta noche tan triste. La vida es una mierda realmente, ¿Para qué sirve?, ¿Qué hacemos con ella?
De repente notas que lo único valioso de la vida es la familia y los amigos. Pero, cuando vez que tu hermano, ese ser hermoso y risueño que haz visto crecer (¡y como crece!), está realmente triste, con un nudo apretando su garganta, con las lágrimas a flor de ojos (que raro suena eso), entonces, ¿cómo puede la vida ser vivible?, (Ese es un verbo de mi autoría, creo), ¿Qué ganas quedan para luchar y/o simplemente, para vivir cuando vez a tu hermano pasándolo pésimo porque este mundo gris lo trae abatido y solo, en su adolescencia? No, no quedan ganas, no después de ver a una amiga del alma, del corazón, de la vida, sufriendo porque en el fondo, con el amor se le va al basurero toda la construcción que ha hecho de su vida, porque no sólo se trata de un hombre y del amor a él, también es sobre el amor propio, de su alegría, de su sustento. Y que mal, y que pena.
La vida, finalmente, se vuelve una ranchera cebolla, un bolero repetido, o mi tango más preferido, Cambalache: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé”.
Y entonces sólo queda deducir lo obvio, el progresismo sólo se quedó en la palabra, en el discurso airado y condescendiente con la conciencia intranquila de nosotros los humanos; sólo se quedó en la teoría y se perdió en medio de tanta acción heroicamente populista: antes no creía en dios, y realmente no importaba, creía en la gente y con eso estaba bien, incluso creía un poco en mí; hoy me doy cuenta de que el pueblo es mediocre, la gente se conforma con tan poco. No se dan cuenta, no quieren abrir los ojos a la realidad: son 50 familias las que se reparten el 80% de las riquezas de nuestra patria arribista, chovinista y estúpido, mientras nosotros, los otros, el resto, nos repartimos el 20% con cara de satisfacción y de weones. Y esas mismas 50 familias nos miran con cara de raja, sin ni una pizca de vergüenza, todos los precios suben y se espantan, se cagan enteros cuando les hablan de un “sueldo ético”. Gente de mierda ignorante, no se educan ni se dejan educar, no toman un libro ni por curiosidad, no ven las noticias, y si las ven no leen entre líneas, no analizan, no piensan, se quedan en vivir y eso sería todo. ¿Cómo pensar que en la vida es casualidad o mero destino que haya tanta inequidad? No puede ser casual, nos quedamos sentados viendo como la vida pasa frente a nosotros y no somos capaces de hacer nada; y aún esos que se dicen del pueblo, proletarios, anti burgueses, anti capitalistas, anti neoliberales, anti todos, antídotos, etcétera, se pegan igual a los estereotipos del mercado: ¡Nos están destruyendo el mundo y nos quedamos de brazos cruzados, viendo como el planeta se cae a pedazos!
Perdí mi fe en la gente, aún cuando de vez en cuando aparecen esas personas únicas que te cambian el enfoque, la perspectiva, que te hacen volver a creer. Pero, son tan pocos y es tanta la marginación, que es como si no existieran. El resto del mundo ni se entera de su accionar. Y no podría incluirme en ese grupo hermoso de gente consciente, porque hace rato que ya no creo en mí.
Y entonces, ¿en qué creo?, En dios ya no, pasó la vieja, era. ¿En buda, alá, jehová, mahoma, la secta de pirque, el ku klux klan, el opus, la jota, la udi, el gobierno, bush? ¿En qué me baso para seguir adelante? Creo que no puedo andar por la vida sin creer en nada.
Desde siempre (o bueno, desde hace harto tiempo) el hombre tiende a creer en algo superior a sí mismo, yo entro dentro del grupo del “hombre” (persona humana como dice un profesor) y necesito creer en algo, no soporto la incertidumbre, cifrar mis esperanzas en algo, para así ver si vale la pena seguir adelante. Me siento un poco huacha, no huérfana sino que más desolada aún, huacha me suena a mas pobreza, a más falta de cariño.
“¿Podremos vivir sin que la vida tenga un sentido perdurable? Camus, comprendiendo la magnitud de lo perdido, pide que el hombre sea santo sin Dios. Sin embargo, como ya antes lo había proclamado genialmente Kirilov, ‘si Dios no existe, todo está permitido’. Sartre deduce de la célebre frase que entonces el ser humano es enteramente responsable de sus acciones, aunque como dijo, la vida sea un absurdo. Esta cumbre del comportamiento humano se manifiesta en la solidaridad, pero cuando la vida se siente como un caos, cuando ya no hay Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre”, nuevamente cito a Sábato y su maravilloso ensayo.
Y ahora que me quedé sin Padre, en este caos, ¿Qué hago? Debiera existir un libro menos sagrado y menos alegórico que la biblia y que entregara respuestas concretas o algo. Estoy muerta de miedo, esa es la verdad, y el miedo me paraliza, me vuelve autómata, me desmotiva, me hace reptar. Este miedo que siento no se puede describir, es como temor a todo lo que conozco y desconozco, miedo a la que soy, a lo que fui, a lo que seré, a lo que seremos.
No quiero más de esto, quiero tener esperanzas, quiero luchar y estar en contra de la corriente si es necesario, quiero volver a sentir que muero en un abrazo, que resucito en un beso, que me alegro de verdad.
Quiero volver a reír con todos mis fantasmas y no sentir más culpa por hacerlo. Quiero decir: está bien, yo soy esta, está bien así, voy a luchar como sea para cambiar todo esto. Y sería tanto más fácil si tuviese mis metas claras, mis objetivos dilucidados. Al fin y al cabo, es sólo cuestión de fe, si recupero mis ideales, mis utopías, mis sueños más tiernos, mi fe y mi claridad mental, talvez me queden posibilidades aún de estar tranquila y ser feliz (bueno, no tanto, pero volver a vivir esos nano segundos de felicidad completa que te dejan felices recuerdos por algún tiempo).
Necesito creer que aún se pueden hacer cosas, que este mundo todavía vale un poco, volver a sentir la certeza de que es posible algo mejor, que no estoy sola, que somos bastantes los que aun no renunciamos totalmente a nuestro derecho a soñar, que puedo mejorar y que no voy directo al vacío. Aunque, al final se trata, como dice Fra, por un lado, de reinventarse, de rediseñar tu alameda y pasar libremente por ella como soñó Allende, rehacer tu “columna vertebral” y generar un cuerpo firme y fuerte en torno a ella, para seguir adelante; y, por otro lado, de lanzarse a la piscina y esperar caer bien y salir a flote sin fracturas, ni mayores complicaciones. Lanzarse al vacío y esperar que abajo haya un colchón o una cama elástica que haga la caída más tolerable y menos dolorosa y te permita seguir con fuerzas como para volver a ponerte en pie.
Y aunque el miedo vuelva noche tras noche, como esta noche de mierda, filo, yo puedo (creo) salir a flote y reinventarme una y otra vez, ya lo he hecho antes, llevo 20 años viviendo, puedo aguantar, qué sé yo, 20 o 30 años más, al final, en mi memoria sólo quedan los buenos recuerdos.
5 comentarios:
Excelente tu blog, me gustan tus escritos, y la esperanza está en que hay más gente que piensa como yú.
Tú (ups)
Saludos
yo ya las perdí :O .
La quiero ;*
Uf!
me dejaste sin aliento con el texto...estás rabiosa, eh?.
Si...es raro...es molesto, es como un gas, en realidad,esto de andar paseando por la vida, vitrineando creencias...una se aburre y acepta la promo más conveniente...la que demanda menos tiempo y la que mejor se adapta tus intereses. De todas formas, me resigné a vivir sintiendo que debe haber algo...no es por lógica ni porque esté compilado en una serie de libros añejos llenos de ficción, si no porue me aburrí de creer en la gente, al menos, ciegamente. Acierto grande es,que la gente está viviendo con la lengua dormida y los brazos bien caídos. No sé si se les han roto los huesos que acaso no se mueven pero dan ganas de cachetearlos fuertes y decirles "nos están cagando, no se da cuenta, no le da lata que le vean la cara de longi todos los días en la pega, en el metro, cuando está en el paseo ahumada y los lanzas lo usan de casero, y el gobierno que no hace nada ni tampoco deja hacer nada?. Bueno, a mi me pasa. Tenía el espinazo roto pero por alguna razón ...llámese metástasis o no sé, esos procesos de multiplicación celular, se transformó y robusteció. Ahora soy una mujer, de la misma edad que tú, con la sangre evaporada de tantas ganas de luchar que han sido comrpimidas y reducidas a una expresión pobre. Si, los brazos y la lengua igual se caen de toda la decepción...
Yo creo que deberías mantener el espíritu que te caracteriza, de mujer luchadora que no se queda callada. Ya tenemos muchos mudos en este país, y también, en el mundo entero, como para seguir tragándonos las palabras.
Y me gustó eso de que deberíamos reinventarnos las alamedas, aunque con la situación actual, la unia reducción posible es ese metro que hay que compartir diariamente con el enjambre hambriento.
Besos mujersh!
y un abrazo vitamínico.
;)
tengo un serio problema de síntesis xD
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